Un reciente artículo científico firmado por destacados especialistas españoles pone en tela de juicio las estrategias de reducción de daños promovidas por la industria tabacalera. El estudio, titulado "Reducción de daños en tabaco: ¿realidad o marketing?", arroja luz sobre la controversia que rodea a estos métodos y su efectividad real en el control del tabaquismo.
Los autores, Rodrigo Córdoba, Vidal Barchilón, Francisco Pascual y Joan B. Soriano, todos ellos referentes en el ámbito de la salud pública y el control del tabaco, presentan un análisis exhaustivo de las diferentes propuestas de la industria, desde la reducción del número de cigarrillos hasta los dispositivos electrónicos de liberación de nicotina (DELN).
El artículo señala: "Fumar es al mismo tiempo una adicción física y psicológica, una conducta aprendida y una dependencia social". Esta complejidad, según los expertos, hace que las soluciones simplistas propuestas por la industria sean ineficaces a nivel poblacional.
Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio revela que "fumar un solo cigarrillo al día supone el 50% del riesgo cardiovascular de fumar 20 cigarrillos". Esta afirmación desafía la creencia común de que reducir el consumo disminuye significativamente los riesgos para la salud.
Los cigarrillos electrónicos y vapeadores, a menudo promocionados como una alternativa más segura, son objeto de una crítica especialmente dura. El estudio afirma: "No hay evidencia concluyente de que la sustitución del cigarrillo por dispositivos electrónicos de liberación de nicotina reduzca el daño poblacional". De hecho, la investigación sugiere que estos productos podrían estar exacerbando el problema, especialmente entre los jóvenes.
Los autores advierten sobre el peligro del "consumo dual", afirmando que estos dispositivos "promueven el consumo dual en adultos consumidores (60-80%)" y "facilitan la transición al consumo de tabaco en menores, multiplicando por 3 el riesgo de inicio".
El artículo también aborda las preocupaciones sobre el potencial cancerígeno de los vapeadores. Los autores señalan que "el efecto carcinógeno se está investigando, pero se ha establecido que el aerosol del cigarrillo electrónico puede modificar el ADN". Además, mencionan que "hay indicios en modelos experimentales con ratones y evidencia poblacional en humanos de la relación entre vapeo y cáncer de pulmón".
Un aspecto crucial del estudio es la refutación del mito del "núcleo duro" de fumadores que supuestamente nunca dejarán el tabaco. Los expertos argumentan que "la hipótesis del núcleo duro debería descartarse" basándose en la evidencia disponible. Afirman que "el control del tabaco reduce la prevalencia del tabaquismo y fomenta una población fumadora más susceptible a intervenciones basadas en la evidencia".
Las conclusiones del estudio son contundentes: "El balance beneficio/riesgo de la denominada reducción de daños por la industria del tabaco es claramente desfavorable para la salud pública".
Los expertos proponen alternativas basadas en evidencia científica, como "el aumento del precio, la equiparación de la legislación de todos los productos del tabaco o relacionados con el tabaco, la ampliación de los espacios libres de humo de cualquier dispositivo y el acceso a tratamientos con evidencia científica".
Este estudio representa un toque de atención para las autoridades sanitarias y la sociedad en general, cuestionando las tácticas de marketing de la industria tabacalera y abogando por políticas más estrictas y efectivas en el control del tabaquismo. Los autores subrayan que "la realidad es que las interferencias de la industria en las políticas de control del tabaco contribuyen a la ralentización de la caída de la prevalencia de fumadores en nuestro país".
La batalla contra el tabaco, según estos expertos, está lejos de terminar, y requiere un enfoque basado en la ciencia y no en las promesas de la industria. El artículo concluye que "las estrategias con más evidencia para el control del tabaquismo pasan por desarrollar aquellas en relación con el aumento del precio, la equiparación de la legislación de todos los productos del tabaco o relacionados con el tabaco, la ampliación de los espacios libres de humo de cualquier dispositivo y el acceso a tratamientos con evidencia científica".
Sobre los autores:
Rodrigo Córdoba es médico de familia y profesor asociado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza. Vidal Barchilón es tutor de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria en la Unidad Docente de Cádiz y ha sido Director del Plan Integral de Tabaquismo de Andalucía. Francisco Pascual es presidente de Socidrogalcohol y del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo. Joan B. Soriano es profesor asociado de Medicina en el Hospital Universitario de la Princesa y la Universidad Autónoma de Madrid.