Kamala Harris y Donald Trump se enfrentaron anoche en un acalorado primer debate televisivo, marcado por la tensión y los constantes enfrentamientos. La candidata demócrata tomó la iniciativa desde el primer momento, llevando a Trump a su terreno y haciéndole perder la compostura en más de una ocasión. Los analistas coinciden en que Harris salió del debate reforzada, sin cometer errores y logrando desestabilizar a su rival con ataques continuos.
El encuentro era visto como una prueba crucial para evaluar la capacidad de Harris para asumir la presidencia, pero ella aprovechó la oportunidad para poner en tela de juicio la aptitud de Trump, cuestionando sus políticas y su liderazgo una y otra vez. Aunque Trump, visiblemente a la defensiva, no logró sacudirse del todo, mantuvo su línea habitual, dirigiéndose a sus bases con sus ya conocidos discursos contra la inmigración y repitiendo afirmaciones falsas. Los moderadores de la cadena ABC, organizadora del debate, se vieron obligados a intervenir hasta en tres ocasiones para corregir las declaraciones inexactas del expresidente.
Harris cerró su intervención con un mensaje positivo y de esperanza, instando a los votantes a dejar atrás la era Trump y mirar hacia un futuro más inclusivo. Al término del debate, recibió un respaldo inesperado y significativo: la cantante Taylor Swift, quien mostró públicamente su apoyo a Harris, un gesto que podría tener un impacto relevante en la movilización del voto de mujeres y jóvenes, un segmento clave para los demócratas en esta contienda electoral.
El cara a cara entre Harris y Trump dejó claro que la carrera hacia la Casa Blanca será intensa, con ambos candidatos dispuestos a pelear cada punto en juego en un escenario político cada vez más polarizado.