La XXII edición del Encuentro de Familias de Acogida de Gipuzkoa ha reunido a familias y profesionales comprometidos con la protección infantil, teniendo como escenario el emblemático Aquarium de Donostia. En Gipuzkoa, 315 niñas, niños y jóvenes viven actualmente en familias de acogida, incluyendo 24 en acogimiento de urgencia y 29 en familias especializadas.
El evento ha contado con la apertura oficial de la diputada general Eider Mendoza, acompañada por Maite Peña, diputada de Cuidados y Políticas Sociales, y Pedro Pérez, presidente de la Asociación Beroa. Organizado por la Diputación Foral de Gipuzkoa, este programa de protección, iniciado hace 35 años, busca ofrecer a las personas menores de edad un hogar, una familia y una alternativa de futuro.
Un acto de generosidad
Durante la jornada, se ha destacado el acogimiento como un ejercicio de gran generosidad y responsabilidad social. Aunque la red de familias de acogida en Gipuzkoa sigue creciendo, no es suficiente para cubrir las necesidades actuales, con cerca de un centenar de niñas, niños y adolescentes en espera de una familia. Por ello, desde la Diputación se ha renovado el llamamiento a las familias guipuzcoanas para unirse a esta red solidaria.
"Gipuzkoa es una comunidad solidaria y responsable que vela por el bienestar integral de toda la ciudadanía, especialmente la que se compromete y organiza para proteger a los ciudadanos más vulnerables", ha explicado Eider Mendoza, diputada general. Prueba de ello, ha añadido, son las propias familias de acogida, sin duda uno de los "valores más bellos" que tenemos en el territorio. Y es que, en la cultura vasca, "hacerle sentir a alguien de casa tiene un significado de fondo". "Todos sabemos el nivel de compromiso que supone abrir las puertas de casa a una persona. Por ello, quiero agradecer a las familias de acogida y a las asociaciones que trabajan en este ámbito su extraordinario trabajo diario ", ha añadido.
Las asociaciones que trabajan en este campo son Beroa, Lauka, Agintzari y Baketik. "Las familias nos cuentan a menudo la complicación del día a día y cómo se enfrentan a grandes retos, pero que al mismo tiempo la experiencia es buena y muy positiva", explica. De hecho, muchos niños, niñas y adolescentes en situación de desprotección han vivido en sus familias realidades de gran dificultad. "A veces estos problemas son tan graves que es imprescindible cuidar a estos menores en un entorno ajeno a su familia. Porque es garantizar el bienestar de ellas y ellos, y esta es una de las cosas más importantes que podemos hacer como territorio", ha reivindicado.
Participación e intercambio de experiencias
Más de 150 familias y profesionales del ámbito de la protección infantil han participado en este encuentro. Junto a ellos, han estado presentes representantes de Beroa, el Servicio de Apoyo Técnico al Acogimiento Familiar Lauka y el Programa de Acogimiento Familiar Especializado Agintzari. Este año, el evento ha abordado temas clave, como el papel de la familia biológica en los procesos de protección.
Homenaje a John Christopher Cabang
Uno de los momentos más emotivos de la jornada ha sido el homenaje a John Christopher Cabang, un joven de 23 años que fue acogido por una familia voluntaria desde temprana edad y decidió quedarse con ellos tras alcanzar la mayoría de edad. Deportista destacado, Cabang compite con la Real Sociedad en atletismo y ostenta importantes logros, como el récord de Euskadi en los 110 metros vallas. Además, fue medallista en los Campeonatos de España y en el Campeonato Asiático de Atletismo en Pista Cubierta 2024, alcanzando el puesto 29 en el ranking mundial; los 40 primeros son premiados con ir a los Juegos Olímpicos. La Federación Española de Atletismo le ofreció participar, pero él decidió representar a Filipinas, nacionalidad con la que finalmente acudió a los Juegos Olímpicos de este año, donde por desgracia, debido a una lesión, tuvo que retirarse.
Un futuro inclusivo
Este encuentro ha reafirmado el compromiso de Gipuzkoa con la protección de la infancia y adolescencia, destacando el valor y la generosidad de cada familia que decide ofrecer un hogar a quienes más lo necesitan. Desde la Diputación y las organizaciones colaboradoras, se continuará trabajando para fortalecer esta red de acogimiento y garantizar a todas las niñas y niños una oportunidad de futuro.
