Navarra Norte

La colaboración entre el Comité español de ACNUR y la UPNA evidencia la importancia de los protocolos de acogida para personas refugiadas en la universidad

Una mesa redonda celebrada en el Palacio del Condestable de Pamplona reunió a miembros de la ONG, la universidad y una estudiante refugiada para dar a conocer el protocolo  de acogida y acompañamiento de las […]

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Una mesa redonda celebrada en el Palacio del Condestable de Pamplona reunió a miembros de la ONG, la universidad y una estudiante refugiada para dar a conocer el protocolo  de acogida y acompañamiento de las personas refugiadas y que reivindica  su derecho a cursar estudios superiores

“Ser parte de la sociedad es muy importante para tener una vida normal. Si no puedo regresar a mi país algún día me gustaría ser una española más”. Así lo afirmaba Fruzan Wahdat, refugiada afgana que cursa 5º de Medicina en la UPNA gracias al plan de acogida que implementa la universidad navarra,  que destaca por su innovación y celeridad en este ámbito.

Precisamente, sobre este tema versó la mesa redonda “Refugio y Universidad: acogida y acompañamiento de estudiantes refugiados”que se celebró el pasado lunes en el Palacio del Condestable.En el encuentro intervinieron Fruzan junto a Fabiola Pérez, Técnica de Educación para la Ciudadanía Global del Comité español de ACNUR ; María Zabala, Responsable de acogida, integración y soluciones duraderas de ACNUR España; y Alicia Chicharro, Directora del Área de Internacionalización y Cooperación de la UPNA.

El evento, organizado en el marco del proyecto “UNIRefugees: no dejes a nadie atrás”, subvencionado por el Gobierno de Navarra y que desarrolla este año el Comité español de ACNUR en colaboración con la UPNA,  persigue la formación, movilización y sensibilización de toda la comunidad universitaria . “Buscamos promover una ciudadanía reflexiva y proactiva con las personas refugiadas y desplazadas”, señalaba Fabiola Pérez.

En la actualidad, tan solo el 6% de las personas refugiadas en el mundo accede a una educación superior, frente al 40% del resto de personas. Desde ACNUR España se recordó el plan 15/30, que persigue que para 2030 ese porcentaje ascienda hasta el 15%. Las causas de esta brecha son variadas, pero influyen diferentes actores como el contexto del país de acogida, ya que más  de 85% personas refugiadas están en países de rentas medias o bajas con más dificultades para acceder a una educación superior; la dificultad de acceso a la información; las barreras idiomáticas o de conectividad; la brecha económica; los requisitos documentales que se piden; o los factores psicosociales y vinculados a ser una “recién llegada”, muchos de ellos relacionados con traumas del pasado en el país del que se huye y a la falta de redes sociales en el país de llegada. Es por ello que el acceso a la universidad es tan importante  para las personas en esta situación, ya que como afirmaba María Zabala, “la universidad es un puente entre el aprendizaje y el acceso a medios de vida”.

En 2022, España recibió 187.000 solicitudes de asilo frente a las 2.588 que se recibieron en 2019, una cifra que ya ha sido superada a fecha de hoy en 2023 y que no incluye las más de 187.000 personas ucranianas que han llegado desde febrero de 2022. Es por ello que desde ACNUR España se ha destacado la importancia de aumentar el número de becas y fomentar vías complementarias , como traslados a otros países, para facilitar el acceso a la educación superior de las personas refugiadas. A nivel universitario, en España se están implementado diferentes programas en este sentido, siendo la UPNA una de las universidades que las realiza y que los implementa con más agilidad.

Foto: Un momento de la conferencia en Condestable

“Teniendo en cuenta que somos la 3ª universidad pública más pequeña del país, me da mucha satisfacción que seamos de las que más rápido damos una respuesta a la situación de las personas refugiadas y que incluso nos contactan de otras comunidades para pedir el traslado”, afirmaba orgullosa Alicia Chicharro, Directora del Área de Internacionalización y Cooperación de la UPNA. Y es que en la universidad navarra disponen de un protocolo para dar respuesta  a solicitantes de asilo, ya sea con cursos de español gratuitos en el Centro Superior de Idiomas o a través del estatus de estudiante visitante, una vía para que las personas refugiadas puedan ser miembros de la comunidad universitaria como cualquier otro estudiante. 

De este modo, se pueden matricular con la menor burocracia posible sin esperar una convalidación en su país de origen,  y pueden cursar con total flexibilidad las asignaturas que elijan y haya disponibles en inglés, en español y complementarias de aprendizaje de español. Además, en la UPNA ofrecen a estos estudiantes consejo académico individual, apoyo con el reconocimiento de estudios anteriores, un programa de mentoría y apoyo psicológico a través de la unidad de acción social. “Queremos que sea cual sea el periplo que hayan tenido que seguir tengan en la universidad una relación de normalidad y participen por igual que el resto de alumnado”, señalaba Alicia, que trabaja en la universidad con organizaciones como ACNUR, CEAR o Cruz Roja, así como con el Gobierno de Navarra.

En este curso académico de la UPNA hay dos alumnos que gozan del estatus de estudiante visitante, así como otros cuatro estudiantes de máster y doce personas cursando español en el Centro Superior de Idiomas. A su vez, también trabaja en la universidad con estatus de refugiada la profesora visitante Olena Semenko, asistente también a la mesa redonda. 

Una de estas estudiantes es Fruzan Wahdat, estudiante de 24 años de 5º de Medicina que tuvo que dejar Afganistán con su familia en 2021 tras la llegada de los talibanes al poder. Primero llegaron a Irán, pero debido a las dificultades para acceder a la carrera llegaron a España en agosto de 2022 y se instalaron en Bilbao. En un español fluido, Fruzan relataba como ha aprendido el idioma estudiando día y noche para obtener el nivel B2 que le permitía acceder a la universidad y terminar la carrera de Medicina que estudiaba en Afganistán. Una vez logrado su objetivo, el problema llegó con la matrícula en la UPV, al haber solo plazas disponibles en euskera, por lo que con la ayuda de diferentes organizaciones realizó un trámite para estudiar en Pamplona. “Pedimos el traslado para toda mi familia, mis padres y mis tres hermanos, pero nos la denegaron, así que como para mí los estudios son imprescindibles me vine sola”, relataba Fruzan, que contaba como primero le asignaron una habitación en Alsasua, hasta que gracias a la ayuda de diferentes personas pudo alquilar la habitación en la que reside ahora en Pamplona. “Ahora estoy muy ilusionada. Cuando llegué el decano entró en clase y explicó que yo era una alumna más y eso me hizo sentir muy bien, y también mis compañeros y compañeras me han tratado genial”, explicaba.

Fruzan es la representación de la importancia que tienen las buenas prácticas en la acogida y acompañamiento de personas refugiadas en la universidad. “Tener redes sociales es muy importante para adaptarte a un nuevo país, y ahora ya conozco más gente de mi edad y estoy mucho mejor psicológicamente”, afirmaba esta estudiante afgana, que explica que algún día quiere ser una española más: “aunque no estoy en el mismo punto de salida que el resto que nacen con el DNI, se que lo conseguiré”.

Foto: Alicia Chicharro, Directora del Área de Internacionalización y Cooperación de la UPNA (dcha) junto a la estudiante Fruzan Wahdat y la profesora Olena Semenko, ambas con estatus de refugiadas

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