La enfermedad por el virus de Oropouche (OROV), una infección febril transmitida principalmente por el mosquito *Culicoides paraensis*, ha generado creciente preocupación en América del Sur debido al significativo aumento de casos reportados en 2024. Este arbovirus emergente, históricamente limitado a la región amazónica, está expandiéndose a nuevas áreas, afectando a países donde antes no se registraban antecedentes de la enfermedad.
Hasta el 20 de julio de 2024, se han confirmado 8.078 casos de Oropouche en la Región de las Américas, distribuidos en cinco países: Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba y Perú. La situación es particularmente preocupante en Brasil, donde se ha informado de dos muertes, así como de complicaciones graves como una muerte fetal, un aborto espontáneo en el estado de Pernambuco, y cuatro casos de recién nacidos con microcefalia, posiblemente vinculados a la infección por OROV.
El virus, que se transmite a través de la picadura de insectos, no solo ha aumentado en zonas rurales sino que también se está propagando a áreas urbanas, impulsado por factores como el cambio climático, la deforestación y la urbanización descontrolada. Estas condiciones han facilitado su expansión más allá de la cuenca amazónica, alcanzando territorios no amazónicos de Brasil y nuevos países como Bolivia y Cuba.
Dada la naturaleza emergente del virus y su escasa identificación previa en las Américas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha subrayado la necesidad de una detección y notificación rigurosas, conforme al Reglamento Sanitario Internacional (RSI). El aumento de casos, junto con la identificación de posibles infecciones mortales y la transmisión vertical del virus, ha llevado a la OMS a evaluar el riesgo para la salud pública como alto a nivel regional.
La situación exige una respuesta coordinada y rápida para mitigar la propagación del virus y prevenir mayores impactos en la salud pública en América del Sur y otras regiones vulnerables.