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Farmaindustria apuesta por un sistema de clasificación en el SNS para evaluar la innovación incremental de medicamentos

El director técnico de Famaindustria, Emili Esteve, ha propuesto en su discurso de ingreso, este martes, como académico correspondiente en la Real Academia Nacional de Farmacia (RANF), un sistema de clasificación de interés dentro del […]

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El director técnico de Famaindustria, Emili Esteve, ha propuesto en su discurso de ingreso, este martes, como académico correspondiente en la Real Academia Nacional de Farmacia (RANF), un sistema de clasificación de interés dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS) para evaluar la innovación incremental en los medicamentos.

La innovación incremental de los medicamentos «supone mejoras que aportan grandes beneficios y su atractivo deriva directamente de la intencionalidad que tiene de modificar o adaptar un medicamento existente para ofrecer un tratamiento más apropiado bien a todos, bien a un subgrupo de pacientes», ha señalado Esteve.

En su discurso, titulado ‘Consideraciones sobre la innovación incremental en medicamentos’, ha recordado que este tipo de innovación tiene un marcado interés para los profesionales sanitarios porque ven en estas variaciones una mejora en el tratamiento, en el seguimiento, en la disminución de reacciones adversas o en la adherencia, elementos que son de gran trascendencia en el día a día del trato con los pacientes.

Además, para Esteve, la innovación incremental tiene también una excelente acogida desde la perspectiva del paciente, puesto que «facilita el tratamiento y en muchos casos abre una expectativa terapéutica, inexistente antes de la comercialización del medicamento que comporta este tipo de innovación».

Del mismo modo, defendió que esta innovación es interesante asimismo para el SNS, ya que pacientes tratados con mejoras incrementales obtienen mejores resultados de salud y requieren con menor frecuencia hacer uso de otros servicios sanitarios. Y en cuento a su justificación económica, recuerda que industria farmacéutica debe encontrar formas de reducir riesgos y garantizar retornos.

«Puesto que el sector farmacéutico tiene un riesgo muy elevado, algunos autores consideran que es más aconsejable para la propia industria y los pacientes que un número relevante de compañías sigan desarrollando mejoras continuas y constantes en medicamentos conocidos», ha añadido, al tiempo que ha defendido que «muchas empresas farmacéuticas radicadas en nuestro país y estratégicamente muy importantes, porque ofrecen empleo de calidad y producen un bien esencial, el medicamento, mejorarían con sus aportaciones el arsenal terapéutico y retendrían productos muy necesarios que, lamentablemente, no tienen en la actualidad las condiciones idóneas de viabilidad».

A su juicio, la paradoja se produce cuando estas bondades de la innovación incremental no son percibidas de igual modo por parte de las autoridades competentes encargadas del proceso de precio y financiación. «Todo parece indicar que el pagador es mucho más proclive a reconocer la innovación radical que la incremental, y es habitual que este tipo de mejoras las consideren insuficientes para obtener el beneficio de la financiación pública», ha explicado.

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